
Es normal que los niños experimenten miedo y ansiedad en el curso del desarrollo, dado que deben enfrentarse a situaciones desconocidas y potencialmente peligrosas para ellos, pero estas reacciones disminuyen a medida que crecen y adquieren competencias diversas. Desde una perspectiva evolutiva, puede afirmarse que el miedo funciona como mecanismo de protección para los niños, ya que previene la ocurrencia de diferentes peligros. La mayoría experimentan identificaciones muy variadas, aunque estos miedos forman parte del desarrollo, suelen ser de intensidad leve y moderada, son transitorios de ciertas edades y se superan espontáneamente en el curso evolutivo.
Los trastornos de ansiedad son los problemas psicológicos más diagnosticados durante la infancia y adolescencia y también los que suscita mayor demanda de servicio psicológico
El índice de prevalencia general para estos trastornos se sitúa alrededor del 18%.
La presencia de ansiedad provoca una serie de síntomas que interfieren con el funcionamiento cotidiano del niño y repercuten negativamente en el contexto escolar, en el medio familiar y en la interacción social con los compañeros.
Palpitaciones, cefaleas, molestias gastrointestinales, nauseas y alteraciones del sueño, son los síntomas físicos más frecuentes. Éstos síntomas suelen ir acompañados por un sentimiento de fuerte preocupación, por un miedo excesivo ante ciertas situaciones, así como por la presencia de conductas de evitación o escape, que el niño pone en marcha para disminuir el malestar percibido y evitar el contacto con lo que le provoca temor.
Los trastornos de ansiedad más prevalecientes en niños/adolescentes son:
1– La ansiedad de separación :
Es más frecuente en los niños pequeños y en los preadolescentes. Se da más en niñas
2- la ansiedad generalizada:
Se da más en los adolescentes predominantemente mujeres.
Se caracteriza porque la presencia de ansiedad no se relaciona con ningún acontecimiento concreto, es inespecifica. Los niños se encuentran en un estado de inquietud casi permanente, ya que el miedo y la preocupación involucran muchos aspectos de su vida. Se sienten preocupados por acontecimientos venideros( exámenes, sufrir algún daño, ser aceptados por compañeros), por hechos pasados( haber hecho algo mal), o por el correcto cumplimiento de sus obligaciones( finalizar las tareas escolares). El rendimiento académico y la opinión de los demás( compañeros, padres y profesores) acerca de su ejecución son los estímulos que suscitan más ansiedad. Sufren, además, numerosos síntomas somaticos( palpitaciones, dolor de estómago, mareos y trastornos del sueño) y hábitos nerviosos
( morderse las uñas, tics). Buscan la reaseguración del adulto y la aprobación de los demás. Se muestran extremadamente responsables, por lo que, no suelen plantear problemas en el colegio e incluso pueden ser bien valorados por los profesores en las etapas iniciales del trastorno. La ansiedad generalizada, muy rara vez remite de forma espontánea, sino que tiende a cronificarse.
La timidez, cierto grado de aislamiento social, un exceso de responsabilidad y un miedo intenso al fracaso son indicativos de este trastorno. Su elevada prevalencia entre los niños parece estar motivada por el hecho de que la sociedad actual, cada vez ejerce más demandas sobre la competencia infantil. La acumulación de de sucesos estresantes y una cierta vulnerabilidad individual se encuentran relacionados con su etiología.
3- Las fobias específicas: fobia a los bichos, arañas, perros y gatos. Fobia a hablar en público. Fobia escolar.
A modo de reflexión, se puede decir que muchos de los problemas que sufren los niños se podrían evitar, mejorando el contexto y la dinámica escolar, enseñándoles competencias apropiadas para hacer frente a las situaciones estresantes y que les infunden temor.
Los trastornos de ansiedad infantil requieren tratamiento psicológico. Si piensas que tu hijo puede sufrir ansiedad consúltanos .
Sonia Arias